jueves, 8 de octubre de 2009


La presencia de los productos y la tecnología eléctrica y electrónica
en la vida cotidiana es abrumadora. Por ello es fácil justificar la
oportunidad de enseñar contenidos y destrezas relativos al manejo
de los circuitos y aparatos eléctricos de bajo voltaje. Pero no
resulta sencillo, en cambio, justificar la necesidad de enseñar contenidos de electrónica en la
Secundaria. Y, aun llegando a la conclusión de que serían útiles algunos conocimientos de
electrónica, es difícil calibrar hasta qué punto. Los productos electrónicos no se dejan trastear.
Constituyen verdaderos sistemas interdependientes: un fallo en uno sólo de sus múltiples
componentes afecta severamente al conjunto completo. Son, además, artefactos cerrados y
opacos para el usuario. La lógica de su funcionamiento es compleja y depende, en gran medida,
de las características de sus componentes. Las piezas de un sistema electrónico tienen formas y
tamaños normalizados. Su función no se corresponde con su forma. Los componentes se
identifican mediante códigos, tipos comerciales y requisitos normalizados, asequibles tan sólo a
un público de perfil ingenieril.

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